El club del que nunca me gustaría desaparecer: Los Lunáticos

Esto lo escribí en el 20 aniversario de Luna, le he incluido modificaciones dada la situación actual, en la que mis lágrimas no dejan de rodar ante en nuevo atropello del PP de Granada de cargarse el ciclo 3-6, 269 niños y niñas están en peligro de quedarse sin educación. Las escuelas municipales no son una guardería, son un proyecto educativo pionero y único, no dejamos allí a nuestros hijos sin más para que nos los cuiden, cuando optamos por esta educación estamos optando por los valores, la convivencia, la igualdad, el aprendizaje de la movilidad, de la responsabilidad en las tareas domésticas, en la cocina, etc... optamos por un proyecto de futuro para crear buenas personas. No al cierre del ciclo 3-6
Por
fin he encontrado ese huequito que tanto buscaba para poder escribir
algunas cositas sobre lo que ha supuesto Luna para nuestra familia.
No quería yo quedarme sin poder contribuir a felicitar la
importancia de que Luna celebre este año sus 20 años de existencia.
No, porque se lo merecen, no, porque gracias a pasar 8 años en esta
escuela se que nunca olvidaremos esta irrepetible experiencia
educativa que han tenido el lujo de vivir nuestros hijos y que ellos
tampoco olvidarán. Le he hecho un repaso fotográfico a todos estos
años, para ponerme en situación, y para dejaros unas palabricas lo
más ajustadas a lo que yo como madre he sentido y aprendido a lo
largo de estos años.
Samuel entró con dos años a Luna y Héctor
también. Debo empezar por lo que tendría que ser el final de este
texto, pero es que han sido unos años maravillosos, y esto es
difícil de pasar por alto. Godo y yo, como padres de Samuel y
Héctor nos encontramos este año con dos nudos en la garganta, el de
ser el 20 aniversario de Luna, que suponemos hará que la fiesta
tenga un alto contenido de encuentro y de emociones, y dos por que ya
terminamos una etapa en esta magnífica escuela. Y sabemos que
tendremos que sujetarnos las lágrimas en ambos eventos pues como os
digo todo lo en Luna ocurrido tiene una repercusión directa en la
forma de hacer y de ser de nuestros hijos. Caláis hondo.
Que lo sepáis. Quiero agradecer el enorme esfuerzo hecho a lo largo de estos años por parte de toda la comunidad educativa de Luna, sin vosotros y vosotras nuestros hijos no serían lo que son. Porque la educación os importa, porque los tratáis como ciudadanos y ciudadans con derechos, aunque también, como debe ser, con obligaciones. Pero no tengo más remedio que detenerme en aquellos maestros y maestras que sois los que os ha tocado colaborar con nosotros en la educación de Samuel y Héctor.

Que lo sepáis. Quiero agradecer el enorme esfuerzo hecho a lo largo de estos años por parte de toda la comunidad educativa de Luna, sin vosotros y vosotras nuestros hijos no serían lo que son. Porque la educación os importa, porque los tratáis como ciudadanos y ciudadans con derechos, aunque también, como debe ser, con obligaciones. Pero no tengo más remedio que detenerme en aquellos maestros y maestras que sois los que os ha tocado colaborar con nosotros en la educación de Samuel y Héctor.




Paco,
y tengo que meter al mejor cocinero que ha tenido nunca Luna, pues no
lo sería si ninguno de mis hijos no quisiera comerse mis yogures
caseros o mis natillas porque no son las de Paco, porque la
alimentación forma parte del crecimiento de nuestros hijos, el
respeto por la salud, el respeto por los aromas y los alimentos
cocinados con amor y es más, por los alimentos no envasados ni
procedentes de grandes superficies, sino con alto valor ecológico,
con sus nutrientes y su ausencia de colorantes. Gracias Paco porque
aunque yo he llorado mucho con la alimentación de Samuel por suerte
en Luna te teníamos a tí, y al menos se que lo que salía de tus
manos iba a ser bien recibido por él, bueno, salvo la pasta, las
legumbres o la lechuga, que sabe bien Ñico lo que ha tenido que
negociar con él para que al menos los probara. Y gracias por tu
simpatía, por darle alegría a la escuela ayudando a nuestros hijos
a aprender a hacer membrillo y otras exquisiteces.
Rosa,
María, Juan, María José, Oscar, todo el personal de apoyo que ha
ido pasando estos años por Luna, en especial a Carina que era dulce
y cariñosa como ninguna, gracias porque sin vosotros y vosotras Luna
hoy no existiría, porque sin vuestra enorme profesionalidad este
maravilloso, serio y divertido proyecto educativo no sería posible.
Vosotros y vosotras lo hacéis realidad. Gracias. Y disculparme si me
deja a algún maestro o maestra. Tampoco quiero olvidarme de
agradecer a todo el personal de mantenimiento y limpieza de la
escuela ni de todos aquellos
y aquellas
que han pasado muchos ratos caceroleando en la cocina. Lo que han
aprendido mis hijos sobre la importancia de colaborar en las tareas
domésticas, recoger ropas, poner y quitar la mesa, la higienes y el
cuidada personal, también es en gran medida gracias a vuestra
responsabilidad.
Gracias
por las excursiones al campo, a las granjas escuelas, a los
conciertos de música, al teatro, al parque de las ciencias, gracias
por enseñarnos a disfrazar a nuestros hijos con materiales caseros.
Gracias por enseñarles inglés. Gracias por incluir la música, el
trabajo con el barro, la pintura, en los programas anuales de
enseñanza. Gracias por enseñarles a crear huertos, gracias por
defender un modelo educativo que no sabemos hasta cuando durará,
pero que ahí queda, gracias porque hoy puedo decir que mis hijos son
sensibles a la poesía, a la buena música, al arte, a la lectura.
Gracias por hacerlos tan felices.
Gracias porque además son
amistades que nunca desaparecen, nos veamos más pronto o mas tarde,
el buen rollo siempre es el mismo. Gracias a Carmen en especial
porque desde el principio apostó por Héctor en sus clases de música
y por eso enseguida le llamó “el maestro campanillas”, hoy
estudia música en la escuela municipal de música de Alfacar,
gracias.
Todas
estas cosas son importantes. Gracias a todos los padres y madres que defendéis hoy y siempre estas escuelas, Javi, Aurora, Ana, Esther, Marisa, Madero, Natxi...y tantas y tantos otros...porque hoy podemos decir que ya
quedaremos siempre en los anales de la historia de Luna como aquellos
Lunáticos que un día decidieron educar responsablemente a sus
hijos. Gracias.
Maite
Molina Navarro, madre de Samuel (ya 15 años) y de Héctor (ya con 10
años). Por fortuna, todos hemos salido “lunáticos.
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