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Vida

lunes, 9 de mayo de 2016

Las mujeres y las confluencias: fortificación como obstáculo para el enemigo


Confluencia. Lugar donde confluyen las cosas. "las fortificaciones se sitúan en lugares difícilmente expugnables: colinas o sitios abruptos, en islas, en inmediaciones de ríos, principalmente buscando confluencias o meandros para utilizar los cauces fluviales como obstáculo para el enemigo" 

Convergencia "lugar donde ocurre la unión de varias líneas o trayectorias"

Ayer en Salobreña la secretaría de la mujer del partido comunista de Granada, organizó una escuela de formación feminista para analizar y debatir tanto qué entendemos por confluencia como los espacios en los que confluimos las mujeres comunistas. No fue un debate sobre mujeres, sino sobre como construimos feminismo y poder popular las mujeres: hablando de nuestros derechos como parte de la clase trabajadora. Sí, tenemos muchas referentes y mucho que seguir aprendiendo, por eso son tan necesarias estas escuelas de formación.

Como decía  Angela Davis, si las mujeres cuando hablamos, nos limitamos a hablar de los derechos de las mujeres per se, estamos coartando nuestra propia libertad para crecer y conseguir igualdad. Y es que, como también señalaba Marie Curie: por ser mujeres no debemos tener tratos especiales pues eso sería reconocer que somos inferiores a los hombres.

Me parece interesante recoge en un post algunas de las cuestiones que por mi parte expuse y que junto a las compañeras Maite Mola, Sara López, Carmen Cantero y Amparo Navarro, fue una jornada muy enriquecedora y productiva para las tareas que tenemos las mujeres en la construcción de poder popular y en los lugares en los que participamos para ello.  Sin olvidar y agradecer la colaboración de la militancia de Salobreña en la convocatoria y como no del almuerzo que se curraron posteriormente en la sede. Lugares amables donde militar y compartir. Así da gusto. 

Bien, para empezar habría que destacar que el papel de las mujeres en las confluencias, en los espacios unitarios se hace con voz propia, desarrollando nuestras propias aptitudes pero sin imitar a los hombres. Aquello de que las mujeres que avanzan en la igualdad pero utilizan los mismos trajes grises que los varones al actuar no sirve, porque estamos repitiendo unas características que no nos pertenecen. La igualdad no es ser como ellos es poder estar en los espacios, pero con nuestras diferencias. 

Otra cuestión a tratar es cómo trabajamos desde el o los feminismos las mujeres comunistas. Nosotras no podemos limitarnos a hablar de lo nuestro, sino que lo hacemos sobre todos los ámbitos de la vida, con nuestra perspectiva de género, obviamente, somos mujeres, y somos feministas, pero sobretodo somos clase trabajadora y, como decía la líder indígena Berta Cáceres, hondureña, asesinada por defender su tierra de los especuladores "debemos construir sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida. Juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra. Nuestra tierra" Quiero rescatar sus palabras porque nosotras hablamos de comercio, de construcción de las ciudades, de urbanismo, de economía, de Derechos Humanos, de conflictos laborales...el feminismo no puede ser ese espacio reducido de debate donde solo tratamos nuestras cosas. 

Sin perspectiva de clase no hay feminismo que valga y en absoluto puede utilizarse para beneficio propio sino en interés general de las mujeres en primer lugar y, como decía Maite Mola, que nos acompañó en esa jornada, porque somos feministas somos marxistas, comunistas y tenemos por tanto conciencia de clase. La colectividad y la lucha de clases como punto de partida del feminismo.

Así, nosotras, cuando nos organizamos tenemos que estar en el conflicto, ser conflicto. El movimiento democrático de mujeres, organización social internacionalista y anticapitalista, presente en el debate de ayer, ha estado y debe seguir estando donde no hay paz social, con las limpiadoras de la universidad de Granada, con las de los cuarteles de defensa, con las trabajadoras de la ayuda a domicilio...ser y actuar, reflexionar y organizar, sólo desde la solidaridad y la horizontalidad podemos conseguir esa sociedad sin desigualdad.  Y por ello las comunistas no debemos tener miedo a la unidad, ser comunista es dar ejemplo y no por decirlo más alto se es más. La camarada Carmen Cantero, que explicó las diferencias de las estructuras y órganos de las organizaciones donde militamos: IU y el PCE es alcaldesa de Moraleda de Zafayona, es comunista, y estoy plenamente convencida de que es regidora no porque ha ido diciendo por todos los rincones que lo és, sino comprometiéndose a que en su municipio no iban a haber desahucios, ni niños sin escolarizar, ni bocas sin alimento ni gente en paro, eso, es hacer trabajo comunista, ejemplo. No se consiguen logros para la clase trabajadora plantando banderas, orgullosos de nuestra hoz y nuestro martillo, pero sobre todo lo que hay que hacer es utilizar esa hoz y ese martillo.

La audacia y la inteligencia para sumar en las luchas, la fraternidad para organizarlas y aumentar el sentimiento de pertenencia a un colectivo, la camaradería y el compañerismo, son esenciales para ser más, y cuantas más seamos más difícil será la victoria de quienes hacen políticas contra los derechos de las mujeres en particular, y más difícil las que se hacen para la clase trabajadora, de la cual insisto, las mujeres somos parte y no podemos desvincular discurso y acción, como feministas y obreras.

En el congreso nacional del partido comunista de Chile celebrado en 1998, se dijeron cosas como esta: ser comunista es estar inserto entre las masas, con la gente, y proyectando desde allí la política, en todos sus aspectos, es organizar y conducir las acciones de lucha, grandes o pequeñas que el pueblo desarrolle, con avidez, preocupación y perseverancia en la autoeducación ideológica y política, elaborar iniciativas  fundamentalmente en la acción práctica y en los principios teóricos.

Esencial. Formación, instrucción y acción. 

Considero que hay dos formas de entender la confluencia: una, electoral, necesaria, imprescindible y coyuntural para acabar con las politicas neoliberales y con la Troika que nos anuncia nuevos multimillonarios recortes y con ellos la educación, la salud, los derechos laborales... de las clases populares son el gran peligro de su aplicación, por lo que hay que evitar a toda costa que el poder público lo ostenten esos idiotas que nos quieren seguir amargando la vida a la mayoría social trabajadora. 

Y dos, social, que va más allá de unas elecciones como las que tenemos el 26J, lo institucional debe ir ligado inexcusablemente a la calle y a la conexión continua y constante con los colectivos sociales. Esta segunda perspectiva de la confluencia es la más dura de conseguir pero a la vez la más ilusionante y la que más puede lograr que la masa se sienta parte de lo público. No olvidemos que una organización política tiene sus militantes y sus cargos públicos, estos últimos muy importantes pero numéricamente hablando mucho menos que la afiliación, y esta, no puede ocupar un segundo lugar en las organizaciones políticas ni volcar todos sus esfuerzos en lo que se hace en lo institucional. Las calles, los barrios, los conflictos, la organización de las gentes, la generación de conciencia de clase, tan vital como la propia convicción de que no existe, y que el día que consigamos que los trabajadores se sientan que pertenecen a una clase, el socialismo estará más cerca porque la unidad habrá dado un paso de gigante. 

Como se dice en la Red de Solidaridad Popular, es un deber ayudar al que lo necesite pero es una obligación que no existan pueblos necesitados. Esa debe ser nuestra lucha organizada, como mujeres, y como clase trabajadora, con conciencia internacionalista de pertenencia a la misma. No olvidemos que en las sociedades capitalistas, cuanto más fuertes son más avanza el fascismo y recordemos que si la clase trabajadora es explotada con estos sistemas y dictaduras las mujeres somos doblemente explotadas. Construyamos esa fortificación que sea un gran obstáculo para el enemigo de las mujeres y de las clases trabajadoras.





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