Día en
el que, a primera vista, todos los muertos son iguales, porque las familias y
los amigos se congregan en los cementerios o en sus casas para recordar a los
que ya no están a su lado. Un día triste, sin duda. Y lo digo desde ese rincón
personal donde se guardan los recuerdos de los desaparecidos. Que no han sido
pocos.
Cantaba Rosendo aquello de "maneras de
vivir" con estrofas como "no sé si estoy en lo cierto, lo cierto es
que estoy aquí, otros por menos se han muerto, maneras de vivir" y al
acordarme de esta copla decidí escribir esta reflexión sustituyendo el vivir
por el morir.
Si algo sabemos seguro en la vida es que nuestro
destino como seres mortales está escrito, pero cosa bien distinta es como
morimos. Hay muertes naturales por enfermedad o por vejez, muertes que llegan
en su tiempo aunque lógicamente no dejan de ser dolorosas, y otras inesperadas
y del todo injustas. La muerte siempre es injusta.
Pero existen otras muertes que no debieron producirse
en el momento en que se produjeron. Porque fueron provocadas, porque no era su
momento, pero la acción y la mano de los hombres son las que la
produjeron.
Día a día asistimos atónitos a comprobar como el
número de mujeres víctimas de malos tratos es un hecho creciente. A manos de
sus compañeros, sus vidas son arrancadas de cuajo, sin derecho alguno a
defenderse. Muertes producto del machismo, muertes que podían evitarse. El
patriarcado y los valores machistas todavía campan a sus anchas y mientras
tanto seguimos enterrando mujeres. Y esto es producto de la educación. Mucho
daño ha hecho a este país la Iglesia Católica ensalzando a los varones
poniéndolos enfrente de las mujeres a las que ha tratado siempre como sirvientas
de aquellos. Y mucho daño el de los regímenes políticos que con sus leyes
ampararon esta mala educación. Las ideas, no caen del cielo, tienen manos y
ojos, tienen cara y estas son las responsables de la herencia violenta que aún
persiste hacia las mujeres.
Vemos como el drama de los desahucios también arremete
contra la propia vida de las personas. Llevándolas a tomar drásticas decisiones
como las de acabar con su existencia ante la desesperación de verse en la calle
sin vivienda y ante la impasividad de bancos, jueces y representantes políticos
que legislatura tras legislatura no han hecho nada por evitar estos dramas,
tanto del PP, como del PSOE. Más muertes que podían evitarse. Porque las
modificaciones en la legislación del suelo, las modificaciones hipotecarias y
la agilización de los trámites para llevar a cabo desahucios, y las constantes
ayudas e inyecciones de dinero a los bancos, tampoco han caído del cielo, sino
que han sido firmadas y aprobadas por el bipartidismo de siempre. Aquí también
hay responsables de estas muertes, no naturales.
Y hay más. La de los parias de la tierra, los
emigrados, los sin nada, los que huyen de sus países porque la pobreza les
devora y al intentar llegar a nuestras costas se hunden en el mar. Y esto
tampoco es inevitable, y también tiene caras responsables, porque les leyes de
extranjería, la política internacional de circulación de personas, se
confecciona pensando o no en las personas según quien la haga, y hasta el
momento, nadie, ha legislado en favor de los inmigrantes, restricciones y más
restricciones, carne de cañón, ganado. Pero cuando hace falta mano de obra
barata se le abren las puertas, y si no hay trabajo como ahora, se la expulsa,
se la impide entrar y en los casos de las pateras, se las condena a morir
dramáticamente en el océano. Despojos humanos consentidos y avalados por la
comunidad internacional. Y refrendados por el bipartidismo de este país que
siempre ha elaborado leyes para no acogerlos, sino para ahuyentarlos y no
tratarlos como seres humanos.
Tenemos a muchos muertos aún olvidados, muchos muertos
a los que todavía no se les ha hecho justicia, muertos que yacen en las cunetas
por la virulencia de una guerra civil provocada por unos golpistas tras unas
elecciones democráticas, muertos que hoy siguen sin tener reconocimiento por
parte de algunos partidos políticos, porque no reconocer que en España hubo un
golpe de Estado, no reconocer que esto se llama Dictadura, no mencionar a
Franco como lo que fue, un dictador, es no respetar la memoria de tantas y
tantas víctimas de una vida robada, de una muerte violenta que aún hoy no tiene
valor para muchos.
Y es que hasta en esto hay clases, los que usaron las
armas para hacerse con el poder nacido del voto popular y que conformó la II
República sí tienen bien reconocidas y homenajeadas a sus víctimas, a las que
pueden guardar y velar cuando quieran. Estas muertes parece que sí son dignas
de reconocer, las otras, las de los defensores de la democracia, todavía no.
El Ayuntamiento de Granada, el pasado viernes 26 de
octubre, en la sesión plenaria ordinaria, decidió por la rotunda mayoría
absoluta del PP no seguir avanzando en democracia y quedarse anclado en unos
valores ciertamente repulsivos. Que el PP no apoyara la moción de IU para que
se retirara la simbología franquista de Granada, en cumplimiento de la Ley de
Memoria Histórica, con el riesgo que esto supone de dejar de ingresar 7
millones de euros para el bienestar de los granadinos y granadinas, dice mucho
del talante ausente de democracia que gasta el gobierno de Torres
Hurtado.
Está claro que lo que hizo el equipo de gobierno del
PP el 5 de octubre en la tapia del cementerio de Granada, fue un paripé, no se
lo creen, no lo aceptan, no asumen los errores cometidos porque si lo hicieran
no habrían dudado en eliminar de nuestras calles todos los vestigios que aún
quedan en nuestra ciudad que representan a una Dictadura militar.
Para su vergüenza, el Sr. Juan García Montero no tuvo
mejor ocurrencia que leer un poema de su hermano Luis García Montero, nada
sospechoso de ser de derechas, para mantener toda esta simbología de
denominaciones de calles con líderes golpistas, con yugos y flechas por toda la
ciudad, con esa horrenda estatua al fundador de Falange en pleno centro de
Granada...no se si te habrás enterado Luis, si no, aquí te lo digo, y
desde luego que lo lamento, fue una acción totalmente indecente el uso que hizo
de tus palabras para defender los valores de un régimen que solo causó muerte y
dolor en España. Parece que tu hermano no te conozca, parece que no sepa que
militas en la izquierda y militas también en defensa de la memoria histórica. A
tus compañeros de IU en el Ayuntamiento de Granada, nos pareció un insulto a tu
persona, y muy grave además.
Y por si fuera poco, de golpe y porrazo el gobierno
central decide subir 13 puntos el IVA para los entierros. Y tendremos más
diferencias entre clases sociales, incluso al morirnos, y mientras a unos no
les supondrá esfuerzo alguno seguir pagando las cuotas o tarifas para cuando
llegue el día del juicio final, para otros, en vida, ya se les está matando
poco a poco, haciendo que la gente tenga que endeudarse para morirse
dignamente. Por no hablar de la privatización del cementerio municipal aprobado
por el PP de Granada y que de seguro conllevará costes más altos y que se juege
con nuestro descanso eterno por parte de los gurús de la muerte ¡La muerte nos
sale tan cara!
Por eso tenía que escribir todo esto, porque la muerte
es un hecho inevitable, pero no siempre es irresponsable, porque la muerte es
un hecho doloroso y digno de ser respetado, pero no para todos, pues muchas
tienen detrás nombres, caras, rostros que son los responsables de las mismas, y
estas, no pueden quedar en el olvido. Porque la memoria y el dolor, es para
todos igual, por mucho que a algunos les cueste entenderlo.
Muerte no hay más que una, pero las maneras de morir
son distintas y en función de ellas, hay que avergonzarse o no de que se hayan
producido, de haberlas podido evitar.
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