Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

viernes, 13 de agosto de 2010

¿Por qué nosotras debemos ir también a la huelga?


Pues porque no tenemos más remedio. Porque si antes de la crisis, antes de los recortes, antes de las reformas laborales las mujeres ya suponíamos ese porcentaje de población más discriminado: menores salarios por igual trabajo, más dificultades de acceso al mercado laboral si alguna planteaba que quería ser madre, acosos sexuales y mobbings variados, puestos inferiores con igual categoría laboral, jornadas laborales nada conciliadoras con las vida familiar, mayor índice de paro, menor capacidad de decisión en las gestiones empresariales, más puestos de trabajo en el sector servicios y fundamentalmente en el textil, oficinistas y en la hostelería, pese a curriculum y formaciones superiores, muchos contratos en prácticas y de becarias con sus correspondientes abusos en horarios y salarios, desempeño de tareas superiores en condiciones inferiores, y un largo etc...

Lo que ocurrirá ahora, con una reforma demoledora, con despidos casi sin justificar, con más precariedad laboral, con mas empleo temporal y extensas jornadas de trabajo, lo que incide directamente en tener escasez de posibilidades para conseguir estabilidad laboral, poder acceder a una vivienda digna, a escuelas infantiles igualmente públicas y de calidad, a espacios de ocio y entretenimiento creativo para adultos y niños, a disponer de salarios dignos para cubrir las necesidades básicas.

Las coberturas sociales mínimas están viendo su fin y si no decimos nada, si no participamos en la huelga general, las mujeres veremos como retrocederán escandalosamente nuestros derechos, esos en los que otras perdieron hasta su vida para que hoy podamos disfrutarlos. Esos que no podemos permitir que nadie nos usurpe porque en el momento en que las cosas vuelvan a ser como antes, las dificultades actuales para recuperarlas cuando hoy hay más escasez de conciencia, menos implicación social y política, mas corrupción política y más caradura, menos colectivismo, entonces, las mujeres volveremos a casa. Esto ha pasado en otras culturas, donde estando las mujeres al mismo nivel de lucha que los hombres, en el momento en que las cosas empeoran, quienes van hacia atrás no son el conjunto de la clase trabajadora, sino especialmente las mujeres, es así de triste pero es lo que hay.

8.090.800 ocupadas y 2.058.300 paradas, es decir el 66,4% de la población activa femenina, mujeres que tienen entre 16 y 64 años y que forman parte del mercado laboral, verán como su pésima situación laboral anterior a la crisis (menor tasa de actividad, mayor temporalidad, mayor desempleo, mayor presencia en jornada a tiempo parcial, persistente brecha salarial y menor protección social) empeorará si no paramos la actual reforma laboral puesta en marcha por el partido socialista.

Tenemos en Granada un 29,87% de desempleo femenino, los empleos más precarios y donde más barato va a resultar efectuar despidos será a las mujeres que, junto a los jóvenes son los dos colectivos más perjudicados por esta reforma laboral. Esta reforma traerá mas despidos, mas precariedad y mas temporalidad. Para variar, cuando los derechos caen, las mujeres siempre los perdemos antes.
Mujeres, compañeras, amigas, madres, maestras, doctoras, arqueólogas, artistas, agricultoras, todas, todas debemos acudir el 29 de septiembre a decir bien alto y bien claro que con nuestros derechos no se juega, que las conquistas de aquellas y que hemos disfrutado no pueden quedar en el olvido, que las mujeres tenemos memoria, que también luchamos, que también combatimos el fraude, los recortes y la vulneración de derechos hacia la clase trabajadora.

Mujeres, ¡¡que no se diga!!

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