Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
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Vida

viernes, 9 de octubre de 2015

El 15M no nació para que el 20D sigan gobernando los de siempre

Un 15 de mayo de 2011 en plenas elecciones municipales a todos nos cogió por sorpresa la irrupción de este movimiento social en las calles y plazas, muchos participamos en esa movilización y en las asambleas ciudadanas que a partir de entonces ocuparon con alegría y ganas de rebeldía multitud de espacios públicos en toda España. Fue una iniciativa surgida a través de las redes sociales y que nadie esperaba que tuviera tanto calado y que tal y como ocurrió desbordara todas las expectativas de aquella convocatoria virtual. 

A partir de ahí pancartas, lemas, movilizaciones constantes y un proceso asambleario que empezó a generar mucha ilusión entre gente que hacía años que no se movilizaba o que estaba falta de una muestra de esperanza colectiva por el cambio que necesitaba nuestro país, a partir de ahí los debates y la voz de muchas personas tomaron las plazas de nuestras ciudades. Recuerdo en una ocasión ir a Madrid y contemplar con mucha motivación como la puerta del Sol estaba abarrotada de tiendas de campaña y de multitud de espacios reivindicativos. Fueron unos años donde se palpaba esa necesidad de la mayoría social por hablar, por darle la vuelta al caos en el que nos metieron los neoliberales, el bipartidismo y el capitalismo en España. 

Las llamadas a la implicación en las urnas para echar a los que sustentaban este régimen fueron una constante, fue entonces cuando IU en el Congreso obtuvo su mejor resultado electoral en unas elecciones generales desde hacía ya mucho tiempo, 11 diputados, 11 rebeldes que hasta el día de hoy no han callado una sola injusticia, un solo robo, una sola demanda social o laboral. 

En las elecciones autonómicas del 2012, IU dio un gran salto y con 12 parlamentarios y tras un referéndum, el primero en política española, donde militantes y simpatizantes pudieron votar para ver si se entraba o no a gobernar con el Psoe, las cosas empezaron a cambiar en Andalucía, lástima que a tantas medidas radicales directas al corazón del capital la respuesta del Psoe fuera adelantar las del 2016 al presente año, y ya sabemos los resultados: IU perdió fuerza pero la nueva política no asaltó los cielos y hoy tenemos otro gobierno neoliberal en nuestra Andalucía.

Pero primero llegaron las europeas, en 2014, donde las nuevas políticas en España iban a surgir con fuerza, IU consiguió también tras muchos años con un solo eurodiputado, Willy Meyer, contar con 6, 6 nuevos europarlamentarios que también hasta hoy no han parado de denunciar normativas y acciones europeas e internacionales que solo provocan dolor y nos afectan gravemente a todos. Sea con el TTIP, las políticas del Troika, o la situación de los colonizados e invadidos pueblos saharaui, palestino, iraquí, o defendiendo la democracia en Venezuela o Cuba o la paz en Colombia. 

Pero llegó otra fuerza política que se autoapelaba como la fuerza del cambio y acogedora del espíritu del 15M, sí, hablo obviamente de Podemos, que entró en la política institucional con 5 eurodiputados.  

Bien, desde entonces hasta ahora, IU ha venido perdiendo en los siguientes procesos electorales fuerza en los votos yendo mucha parte del mismo en las andaluzas a Podemos y en las municipales tanto a esta fuerza que se presentó con otra marca electoral y que a la vista está que sólos no consiguieron echar a los gobiernos del bipartidismo, como de manera conjunta y ahí si se ha producido el verdadero cambio en las grandes ciudades, en las llamadas candidaturas de unidad popular, como en Ahora Madrid o en Barcelona en Comú, o los casos de la marea atlántica en Galicia (donde confluíamos todos)

Rajoy ha anunciado ya que las elecciones generales, las últimas en unos años por fin a ver si podemos vivir de otra cosa que no sea de urnas,  que la cita será el 20 de diciembre y bien ¿por qué quiero hacer referencia al motivo del nacimiento del 15M?

Vamos a ver, a estas alturas parece que queda descartada cualquier posibilidad de que la ciudadanía de izquierdas, la que participó en el 15M, la rebeldía de la gente que desbordó las calles entonces, porque hoy está desierta, encuentre una única papeleta que de respuestas a las demandas sociales y de regeneración democrática tan urgente en España. Probablemente el desierto movilizador se debe también a eso, a que las urnas se han convertido el elemento catalizador de las luchas, pero ya sabemos que donde hay unidad sí hay cambio donde no, más de lo mismo y la tensión social olvidada desmoviliza también el voto.

El 15M salió a la palestra con lemas tan potentes como "resetear el sistema" "no hay pan para tanto chorizo" "nuestros sueños no caben en vuestras urnas" "error del sistema, reinicia", "el 15M nacimos y unidos venceremos", "el poder nos teme porque la revuelta enamora" o "me gustas democracia porque estás como ausente", "toma la calle" y el más conocido "indignados", entre otros tantos de ellos.

A día de hoy, salvo los movimientos en defensa del derecho a la vivienda, las PAH o los grupos de Stop desahucios, grupos contra la represión y las marchas por la dignidad, poco más queda de movilizador en la calle, y la ilusión enorme con la que muchos vivimos el resurgir de tanta gente que hasta entonces había estado dormida o desilusionada para moverse,  realidad es que hoy ya apenas se nota. 

Es entonces el momento de preguntarse si las motivaciones que iniciaron este revulsivo popular no han desaparecido ya, si al final tanta llamada a las urnas solo sirve para que las expectativas de voto para el 20D no sean más que las de siempre, ahora bien protegidas las fuerzas del viejo orden por la bisagra de Ciudadanos, si no han servido más para que a día de hoy solo quede desmotivación y la generación de una nueva política para que el 21 de diciembre nada cambie. 

No era esto amigos lo que tantos esperábamos y no lo será a menos que se recuperen aquellos lemas abrumadores para el capitalismo y la nueva democracia que aquellos que despertaron entonces pretendían construir y los que somos ya viejos en política y agitación social llevábamos esperando desde décadas. 

Sería motivador y generador de esperanza rescatar las verdaderas causas que sacaron a miles de personas a la calle y convulsionaron nuestras plazas hablando por fin de que este sistema no vale, de que el capitalismo mata y que solo la unidad consigue la victoria. 

Si no, el 15M, y disculpen las molestias, no nació para lo que parece preveerse tras el 20D, ¿no sería una pena desperdiciar tanto esfuerzo colectivo, tanta alegría y tanta crítica al régimen en el que vivimos y que tanta queja explosionó en nuestras calles por alejarse de aquellos lemas?

Hoy sería necesario saber si resetear el sistema, generar una democracia real, apostar por la participación ciudadana y echar a los corruptos, los desahuciadores, los recortadores, han quedado plasmados en nuestra historia como una erupción volcánica que tan solo duró lo que se tardó en crear la falsa ilusión de que solo con votar se cambiaban las cosas (ahí tenemos Cataluña también) o si de verdad estamos dispuestos a devolver la ilusión a la gente con aquellas reivindicaciones de creatividad literaria y los zapatos gastados de patear las calles, que hoy siguen siendo tan necesarias como aquel 15 de mayo de 2011. 

El 15M no nació para que el 20D sigan gobernando los de siempre. No, el 15M no nació para esto y hablo, lógicamente, como observadora de lo que fue y como participante en alguna de aquellas asambleas populares. 

Ojalá se pudiera recuperar aquel espíritu unitario y que generó tantas expectativas en los nuevos agentes sociales así como en los que venimos de lejos. Nos jugamos todo y sería hermoso que ese movimiento y sus consignas fuera el que propiciara que no tuviéramos que elegir entre dos opciones, Podemos o la candidatura de unidad popular que se genere tras la creación de la plataforma Ahora en Común. 

Porque si no, todo aquel resurgir esperanzador, y que aspiraba al cambio en este país, en las Cortes Generales, habrá que reconocer que murió antes de intentarlo. 

Y las esperanzas quedarán escondidas, eso sí tendremos cuatro años en los que la dureza de la realidad nos invitará a recuperar las calles, con lo que nunca debió faltarles: la movilización y seguir apostando firmemente por la unidad popular como único camino hacia la victoria real y el reseteo de este sistema que tanta falta nos hace.





















































































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