Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

martes, 6 de octubre de 2015

Mochilas, lo que la mayoría social necesitamos

A veces hay etapas en la vida en las que el silencio es lo que te piden los sentimientos. A veces hay excusas feroces que hacen que en lugar de pronunciar lo que desearías lo guardas en el cajón de tu memoria para poder decirlo cuando se esté preparado para ello. 

Una primera parte de lo que voy a contar es interior. Pero solo siendo consciente de lo que te inquieta o abruma, y queriendo finalmente contarlo, puedes sacarlo al exterior. Durante estos últimos meses donde la vida le ha cambiado tanto a una, sea en lo personal, en lo laboral o en lo político he preferido mantenerme al margen de muchas convocatorias -ya concretamente haciendo referencia a lo político- porque la duda y la incertidumbre hacen que de ser actuante se opte por el ser pasivo, por ser observadora y activar la escucha como un ave rapaz atenta a los acontecimientos venideros. A veces es necesario quedarse en ese margen para ver como se respira en tu entorno y por lo que siempre has luchado y creído. 

El sábado fue el consejo político federal de IU, en estas convocatorias del máximo órgano de IU no suelo yo pedir la palabra, en esta ocasión tampoco lo hice, pero hubo un momento, casi al final de las intervenciones que tú, me preguntaste que si iba a hablar, yo, sorprendida de esa llamada y con un gesto te dije que no, y tú, me miraste con una especie de queja o lamento ante tal silencio por mi parte. 

Bien, probablemente cuando lo leas, si lo haces, sigas pensando que esto debería haberlo dicho, o puede que no lo consideres necesario, pero en cualquier caso te pido comprensión ante esos momentos por los que una militante de toda la vida ha preferido callar. 

Provengo de una familia humilde en la que sólo mi padre aportaba ingresos al hogar y esporádicamente mi madre contribuía a través de trabajos variados a que el salario paterno fuera algo más digno, aún así, que 7 personas vivan de muy poco era toda una odisea para llegar a fin de mes. 

En mi casa, las niñas, las tres que parió vivas mi madre (un bebé nació y a los 9 días murió y otro no llegó a ver la luz), y 18 años después de nacer yo vino un niño, inesperado aunque cargado de ilusión para el resto, todo lo hacíamos a la vez, quiero decir que si una hacía ballet, el resto -si la criatura quería claro- también, y si no se podía pagar para que fueran todas, entonces no iba ninguna. Es sólo un ejemplo del reparto económico que se hacía en mi familia. Aunque realmente era mucho peor, pero no viene aquí esa historia a este caso.

Cuando empecé a estudiar Derecho y me iba bien, las becas contribuyeron a facilitarme el seguir estudiando, cuando no iban tan bien por motivos que no proceden aquí contar, las becas se acabaron y hubo que trabajar para poder tener posibilidad de acabar la carrera. Nunca me colegié, no había dinero para ello ni tampoco expectativas de que eso conllevara la oportunidad de ejercer, y entonces, si además te independizas muy joven y compartes piso con gente que no conoces, la vida se vuelve un poco más difícil porque el trabajo es la prioridad para poder seguir adelante y poder emanciparte sóla o con quien tu elijas.

El 4 de octubre cumplí 44 años y llevo 12 años cotizados. Los trabajados en negro, no cuentan.

Aún quedan muchos por trabajar para tener derecho a una vejez digna, si es que antes no nos han arrancado ese derecho a la clase trabajadora y si algo te va enseñando la vida es que ahora cuando ya vas cumpliendo esta edad es a que la reflexión sea, no una parte importante de ella, sino vital. Tras unos meses donde diferentes hechos familiares han producido tristeza y ansiedad, tras unos meses donde pasas de defender los intereses de la mayoría social trabajadora, sea institucional o socialmente, a replantearte el futuro de este país y de la izquierda transformadora, el silencio y la observación se convierten en tus aliados y lo más que puedes hacer es de vez en cuando, escupir lo que piensas en este espacio como válvula de escape al pensamiento. 

El sábado en el consejo político federal de IU la primera percepción fue de significativas ausencias, la segunda, un consuelo fugaz, el que la mayoría de los presentes estamos envueltos en ese mar de dudas sobre lo que nos deparará la nueva política en España, no ya a IU, que también, sino sobre todo a los intereses de la clase trabajadora. Y la última, que las huidas de algunos no parece que obedezcan a un sentimiento real de búsqueda de unidad popular sino a egos y ganas de destruir más que de construir amable, responsable y seriamente lo que todos necesitamos: una respuesta masiva a las miserias en las que el neoliberalismo ha convertido nuestra tierra y por tanto a la penuria de tantas mujeres, hombres y criaturas que aspiran a un mundo habitable y justo. 

No creo en las múltiples ofertas electorales que cada día van irrumpiendo nuestro panorama político, no creo en la supuesta bondad de unos ni en la criticada maldad de otros, creo en la coherencia y en la generosidad, de los que han luchado siempre y de los nuevos que se incorporan a la lucha, pero sobre todo creo que lo que nos une es mucho mayor a lo que nos separa y por tanto no me valen los titulares ni las salidas de tono para mermar esa oportunidad de vencer al capitalismo, a las políticas austericidas y a los que llevan mandando siempre tras esa transición inacabada y donde hoy se cuestiona el modelo de país y se precisa urgentemente un nuevo proceso constituyente que de voz y derechos a la clase trabajadora española. 

La corrupción es un hecho, la pobreza otro. La manipulación mediática hacia las masas es estremecedora y las colas en el INEM son interminables. 

A las que venimos de la resistencia nos cuesta mucho trabajo entender porqué desde la izquierda nos hacemos tanto daño, entender porqué no se aparcan las ambiciones personales y se recupera el sentimiento colectivo de pertenencia a la misma clase.

No sé, quizá no todos venimos del mismo lugar, y por un estímulo más de la erótica del poder y de sentirse importante ante las multitudes se está negando lo que de verdad se demanda, sí, pan, techo y trabajo, que en España se pasa hambre, se desahucia y no hay trabajo, quizá no veremos resurgir en nuestro país ese cambio tan necesario para intentar ser felices en nuestra cotidianeidad, esa que te da el derecho al trabajo, y digno, el derecho a la educación y a una sanidad públicas, ese que te da el derecho a sentirte parte de un todo que es este mundo globalizado y que nos impide ver más allá de nuestras narices. 

Es casi mejor que no hablara, porque tampoco me habría dado tiempo a decir todo esto, y el respeto a los compañeros no robando tiempos de intervención es básico para el entendimiento político. No así como hicieron algunos, que, en nombre de la unidad llamaron a ser los acogedores de los desencantados, desmotivados y desilusionados de IU a sumarse a esa cosa más grande que quieren crear. De ruptura en ruptura de la izquierda hasta la victoria final sin compasión -y sin esperanza para los excluídos- de la derecha.

La desmotivación existe, este ha sido un año duro con muchas convocatorias electorales y con derrotas que siguen poniendo en evidencia lo imperioso de la unidad popular, porque ya sabemos que donde hay confluencia se puede, y donde no, más de lo mismo, todavía estamos muy lejos de asaltar los cielos, porque o lo hacemos juntos o no será posible.

Pero sobre todo lo que hay son incertidumbres y son lógicas, querer aprovecharse de estos sentimientos sin aportar nada, mintiendo y descalificando a tanta gente, dice poco de la amabilidad con la que dicen querer entenderse, me refiero obviamente a cierto partido dentro de IU y sus malas formas vertidas en el consejo.

Si no nos cuidamos más internamente, si no desconfiamos de cada párrafo que se escribe, si de verdad creyéramos que la solución a la desesperación es la unidad, el frente popular sería no digo yo que fácil, pero aparcadas las competitividades, su construcción estaría en el horizonte. Será que todo es cuestión de poder y que cuando sumas ya 24 años de tu vida militando en esta izquierda, optas por el silencio y por desear que la desesperanza nos coja confesados.

Me quito nuevamente el sombrero porque tú ocupas el lugar que mereces, tus argumentos a las feroces críticas lo desmontaron todo de nuevo, aunque a mi pesar vi quien no fue capaz de apoyar tu informe, y sigo sin entenderlo. No es fe ciega, es que me siento representada por tus palabras. Será que cuando IU estaba más hundida por esos que hoy quieren construir eso más grande, cosa que dudo seriamente, llegaste tú y la levantaste, estar a la altura no es dar titulares de destrucción y falso victimismo, sino decir las cosas claras, con honestidad, esas que los que intentan acoger a los dudosos, ni siquiera fueron capaces de quedarse a escuchar. Lo dice todo, una vez más. 

Aspiro a que sigamos construyendo esa unidad, los que venimos de lejos, con nuestras mochilas, que no son ni más ni menos que nuestra vida  y la lucha de esa clase social que no tiene facilidades para avanzar, lo sabemos.

No olvidemos de donde venimos ni que somos una misma clase, padecemos los mismos problemas y tenemos los mismos anhelos. Si eso es así, no debería ser tan grande la hazaña, si  de verdad todas las partes en liza, se lo tomaran en serio.




















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