Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

lunes, 20 de septiembre de 2010

Quédate en casa (título copiado a Kareem el Behirey, obrero egipcio y bloguero encarcelado por hablar)


Esta mañana cuando bajaba a Granada a repartir información en el mercadillo de Almanjayar sobre la necesidad de la huelga general escuchaba en Radio 3 un fragmento sobre la crisis y me llamó la atención esa otra consecuencia, escasamente valorada, pero producida indiscutiblemente por la situación económica que es la depresión colectiva. Y es que esto de la crisis va más allá de la falta de trabajo, de las deudas, de los impuestos indirectos que pagamos todos por igual, de los deshaucios y de lo que cuesta comer todos los meses.

Hace mas de seis meses que oigo hablar del aumento de la venta de antidepresivos, del ahorro de las empresas en prevención de accidentes laborales, y de que la salud mental y pobreza van directamente relacionadas. Dormimos menos y sufrimos de ansiedad, parece que hay un 10% mas de personas que padecen insomnio y que este influye en el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, hipertensión o diabetes y aumenta las posibilidades de sufrir una depresión.

Llevamos dos años padeciendo una crisis económica, pero de la crisis de la salud no se habla, se oculta ese otro efecto colateral que la desesperación y los dramas familiares produce en los seres humanos: las enfermedades. De todos es sabido que las sustituciones del personal sanitario se demoran por meses y meses, y que por este motivo muchos usuarios en lugar de pasar toda la mañana esperando a que le atienda un médico hayan decidido comprar medicamentos sin receta, hoy, esto ha caído y la economía hace que las colas para visitar al médico sean nuevamente agotadoras. Aunque hay otra opción, que parece que encuentra su filón aunque supone un alto riesgo elegirla, por salud y porque tenemos derecho a una sanidad pública: la venta de productos farmaceúticos por internet. Y es que parece ser que se han disparado mundialmente las ventas de la industria farmaceútica.

No se si estamos en una crisis de valores, en una crisis ideológica, pero deberíamos. Nos hace falta para recomponerlos, porque sino esto es un cuadro absolutamente surrealista de lo que debe representar un estado de derecho, un estado de bienestar social, donde todo está a la venta, hasta la salud de las personas.

Esta mañana dos señoras me decían: ¿y para que vamos a hacer nosotras la huelga si no vamos a arreglar nada? Y es que esta es otra de las actitudes que ha conseguido hacer calar el gobierno de los mercados y del capitalismo en las personas, nos roban la conciencia ciudadana, y nos hemos acostumbrado demasiado a esto, a que nuestras reclamaciones no tengan eco, incluso a no reclamar, por eso es tan necesario hoy decirle a la gente que la situación colectiva de depresión necesita una respuesta colectiva. Que si no hacemos ni decimos nada, nada cambiará, si no nos quejamos todo seguirá igual, solo bien para los mismos de siempre.

Lo peor es que si no hacemos valer nuestros derechos, si no le pedimos a los gobernantes lo que es nuestro se creerán que todo va bien y el siguiente paso será la irrupción de más centros sanitarios y hospitales privados y entonces sí que estaremos jodidos, enfermos y sin poder acceder a una medicación financiada públicamente.

Al fin y al cabo esto no es más que otra consecuencia de la crisis, otra razón más para acudir a la huelga general y exigir el cambio que necesitamos hacia otro modelo de desarrollo económico. Quedate en casa y verás como así no cambia nada. Quédate en casa y permite que nos sigan vendiendo el Estado. Quédate en casa porque además así te podrán despedir antes pues los enfermos no interesan a ningún patrón. Nos convertiremos en una población esencialmente enferma, y medicada en el mejor de los casos.

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