Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Realidad alucinógena

Como si el ambiente estuviera cargado de Ayaguasca o de Cannabis parece que caminamos torpemente y sin remedio hacia la desaparición de los valores humanos.

A ningún gobierno le interesa el Sahara, solo a los que entramos dentro de la masa denominada "pueblo" al que nadie escucha pero gracias al cual están amparados los "expertos" en resolución de conflictos para tomar decisiones "democráticas".

Será que no me puedo creer lo que cada día hay que escuchar. Realidad y ficción, lo primero se niega, se amuralla, se derriba, se criminaliza, lo segundo es lo que se inventa, lo que se disfraza de Sentido de Estado, como si este no lo compusiéramos tú y yo.

Pero no importa. Lo que digamos los otros, que somos los que damos la legitimidad para que adopten decisiones en nuestro nombre realmente no importa. Solo somos un voto útil. Para que puedan gobernar pensando en ellos. Estamos en ese mundo al revés en el que la pobreza, la exclusión o la tortura se ven como algo con lo que hay que acostumbrarse a vivir. En ese en el que solo valen los derechos que lleven una rúbrica bancaria. El derecho como moneda de cambio. No es eso lo que yo aprendí mientras estudiaba Derecho Internacional o Derecho Mercantil.

No me gusta no oir palabra alguna de condena a lo que está haciendo Marruecos con el Sahara, tampoco me gusta el cinismo, la tomadura de pelo así a la cara, al más puro estilo pepero. Trinidad nos comunica (lo siento pero me da vergüenza ponerle el cargo que representa aunque seguramente en su partido la consideren "experta" en asuntos exteriores) que España no tiene responsabilidades con el Sahara, que en nuestro territorio no ha pasado nada y que no es nuestro problema.

También nos intenta seducir bajo el elemento de la falta de cobertura mediática al asunto con lo que no podemos ser unos irresponsables y condenar a Marruecos por algo que no sabemos con certeza que está ocurriendo, aunque sea el propio gobierno marroquí el que no deja entrar a la prensa pero eso sí, tiene claro que en las dos partes ha habido pérdidas. Y presto y veloz acude Marruecos a nuestro país a levantar serias sospechas de las relaciones entre Al-Qaeda y el pueblo saharaui. Ostia. Lo siento, pero es que ante tales afirmaciones flipo.

Creo que hay pocos pueblos que lleven tantos años esperando que se cumpla su derecho a la autodeterminación y que lo hagan de un modo tan paciente y tan pacífico. Que ahora se intente dar la vuelta a los acontecimientos ocurridos, que no es un conflicto, sino una invasión, un ataque, unilateral y se diga que los saharauis también han atacado es de tener tan poca sangre en las venas que no puede más que provocar una indignación y una rabia inmensa. Frente a la monarquía alauita, que nadie duda de los intereses comerciales que tenemos y frente a un pueblo masacrado, ignorado, desahuciado, yo, si tengo que renunciar a algo renunciaría a lo primero, nunca una sociedad que quiera profundizar en los derechos humanos puede poner estos en segundo lugar por motivos económicos, nunca un Estado ni una unión de Estados debe actuar en contra de los intereses de las personas.

Y entre tanto en la casa ministerial de cultura Mª Angeles se apresura a valorar la actitud del mundo de la cultura en apoyo al Sahara pero mejor que se estén calladitos, que los expertos son ellos.

En la organización en la que estoy no nos callamos y tenemos muy claro lo que es prioritario. Nunca vamos a callarnos ante la violación sistemática de los derechos adquiridos del Sahara, como no lo hicimos cuando vivimos la huelga de hambre iniciada por Aminetou Haidar ni ahora con este nuevo asalto a la población saharaui, no lo ha hecho nuestro europarlamentario Willy Meyer que inmediatamente viajó a El Aaiún, no lo ha hecho denunciando constantemente lo que está sucediendo en nuestra ex colonia, no ha parado de solicitar la convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas así como ha solicitado que Rubalcaba se reúna con el Frente Polisario.

No sabe una en qué temerario mundo se encuentra, no hay día que no deje de sorprenderme antes las barbaridades y atrocidades que se consienten por los gobiernos y que nadie reaccione. Un día de estos, nos tocará a los que "supuestamente" estamos a salvo (que no lo estamos tanto pues hace ya tres años que venimos padeciendo una crisis brutal y que no promete desaparecer) y entonces nos daremos cuenta que estamos solos, que estamos abandonados y pediremos ayuda pero nadie nos la dará. Somos solo números, hormiguitas que encadenadas dan vueltas y vueltas alrededor de un pastel que nunca podemos probar.

"Había una vez un pueblo, el saharaui, que vivía en un desierto africano, a orillas del Atlántico, era una gente pacífica, que vivía en haimas o en casas de adobe, que no tenía mucho y todo aquel que lo visitaba se dejaba parte de su vida en él, era rico en fosfatos y en pesca pero Marruecos controlaba toda actividad económica y comercial, había una vez un pueblo que sufrió un asalto del fascismo y la monarquía más absoluta y al que se abandonó. Un día ese pueblo, en vísperas del 35 aniversario de la Marcha Verde, acampó pacíficamente para pedir que se cumpliera el referéndum al que tienen derecho, reconocido por naciones unidas, una institución entre cuyas misiones está la de proteger los derechos humanos. Pero el gobierno y la monarquía invadieron el campamento destrozándolo todo, provocando numerosos heridos, desaparecidos, y muertos. Frente a estos hechos había otra realidad "experta" y es que ¡fueron ellos!, que no permanecieron en sus casas, que no asumieron con un yugo bien amarrado que su derecho aunque es real, está escrito y les pertenece, solo es una pantomima más para los dirigentes nacionales e internacionales y por lo tanto nunca podrán ejercerlo. Fueron ellos los que provocaron, los que decidieron poner en la agenda internacional algo que no es prioritario, algo que no es importante y por lo tanto quien con fuego juega al final se quema. Y por lo tanto nunca tuvo interés para ningún gobierno. Lo ocurrido fue solo una alucinación popular.
Había una vez un niño que se hizo grande y conoció la historia de este pueblo y quiso ir, y quiso conocerlo. Pero ya era tarde, la realidad alucinada la borró del mapa pues de un plumazo y con toda la impunidad posible nadie supo que pasó aquel noviembre de 2010 en el que un pueblo con una historia que podía haber sido la de una provincia de nuestra España, desapareció"

Este puede ser el cuento que algún día, y quizá no muy lejano, si nadie lo evita, tengamos que contarle a nuestros hijos. Este será el cuento que difícilmente puedan entender pues ante una inocente pregunta como ¿y por qué nadie impidió que este pueblo desapareciera? nuestra respuesta sea de un silencio tan absolutamente ensordecedor que la criatura solo pueda imaginar una realidad enteramente alucinógena.

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