Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

martes, 11 de enero de 2011

El placer de fumar


Buenas y santas noches.

Que lo acabo de oír escuchando radio clásica.

Y que al mal tiempo. Pues buena cara ¿qué le vamos a poner sino? Aunque cuando llueve y hace frío esto de fumar en la calle no te haga tanta gracia.

Pero que sí, que al mal tiempo y si quieres seguir intoxicando tus pulmones y no se pueda fumar en los bares, te tengas o que aguantar o en la mayoría de los casos acabes fumando a la intemperie pues vicio obliga.

Efectivamente al fumador le luce más el café inhalando ese perjudicial humo tabaquero que tomárselo "congelao" en la calle, luce más la copa en el pub, que "pa" una vez que sales termines con las manos congeladas, sin música, y sin algunos de tus acompañantes, por saborear un pálido cola con un cigarrito no es lo mismo. Cubatas sí, tabaco no. Lo primero es más individual, aunque se tome en grupo, provoca en muchas ocasiones muertes en carretera, numerosos casos de violencia de género tienen su fundamento en el alcohol pero no contamina externamente como el humo de un cigarro, la muerte colectiva es demasiado escandalosa, la individual no. Aunque ambas matan.

Es cuestión de salud. Pero que no las quiten del tó. Si vivimos para acabar muriendo que nos dejen algún placer aunque sea dañino. Pero que no quiero yo hablar de cosas definitivas.

El caso es que te adaptas, aunque ya los cafés sin duda sean más cortos. Al fin y al cabo, sin necesidad por no prohibición, cuántas copas no se han tomado en invierno en la calle.

El asunto prioritario es la salud. Teniendo en cuenta la situación económica y que un paquetito de nobel te cuesta casi 4 eurazos pues será que al final habrá que quitarse. Que la salud sí importa. Que sí, que fumar es malo, que lo tiene todo para que llegues antes al final de tu cuento, pero qué le vamos a hacer si como decían los Pata Negra todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda...

Lo que no acabo de entender es porqué tantas vueltas al antitabaquismo hace 6 años, tanto adaptar bares y negocios para fumadores y no fumadores para acabar ahora prohibiéndolo del tirón. Supongo que a los grandes establecimientos hosteleros no les hará mucha pupa y seguramente no tardarán en recuperar lo invertido en reformas, pero pienso en locales o bares mucho más modestos pero que igualmente asumieron las reformas pertinentes para no perder clientela y no creo que estén tan contentos. Con lo que ya llevan perdido con la dichosa crisis.

Ahora "la no se sabe adonde irá a parar" Ministra de Sanidad Leire Pajín aboga porque el Estado pague las terapias para dejar de fumar y me parece bien que se asuma por el gobierno la cura de enfermedades, y el fumar lo es, en tanto que es una adicción y a la mayoría le cuesta la misma vida dejarlo. Al fin y al cabo el Estado se ha estado beneficiando de los impuestos sobre el tabaco y ha facilitado su publicidad, con lo que en cierta medida es responsable de que haya fumadores. Aunque a las propias Tabacaleras también se les debería exigir que arrimaran el hombro y subir algo el porcentaje de sus tributos. No solo que se suba el precio que repercute directamente en los consumidores, que muchos seguirán fumando y les seguirán saliendo caros al Estado cuando decidan dejarlo y pedir ayuda pública para ello.

Y quizá pensando en todas las partes, el Estado debería pagar incluso las consecuencias de fumar en la calle a los fumadores que por causas ajenas a su voluntad han sufrido un resfriado, una pulmonía y hasta la caída de una cornisa sobre la cabeza. Además de los daños psicológicos que conlleva el ser un estorbo en mitad de la acera y parecer un guetto. Sentí esa sensación en un viaje a Edimburgo, que ganas tengo yo de volver sí. En el aeropuerto, un espacio cerrado, minúsculo, abarrotado de ceniceros colapsados y gente apelotonada echando humo por la boca. Muy frustrante. No fumé.

Por no hablar de las conversaciones en la noche en la puerta del bar y sus efectos en el sueño del vecindario. Esto va a ser un lío. Van a acabar reclamando hasta las losetas. Espero no acabar fumando en los descampados.

Pero ¡que está muy bien hombre! Que solo echo de menos que esta preocupación hubiese sido antes de que como yo haya tanta gente enganchada. La mayor información sobre la nocividad y la propia evolución de la sociedad facilita que se tomen estas medidas. Ahora está mal visto, ya está menos de moda, será por eso, porque nunca he estado sujeta a los caprichos de lo que se lleva por lo que probablemente fume hasta que un diagnóstico, espero que no tardío, me aconseje abandonar esta ya "fea" costumbre.

La libertad y la felicidad teniendo como base el consumo ilimitado. Y la industria tabaquera y la mayoría de los gobiernos han vendido muy bien este ideal de placer. Los efectos eran inevitables.

Habrá que fomentar un poco más las salidas al monte, las rutas de senderismo, los paseos, habrá que incentivar el deporte sin obsesionarse tampoco demasiado por el cuerpo, pero sí lo justo para una vida saludable. Seguramente no se ha invertido tanto en educación para la salud porque lo prioritario han sido las ventas del tabaco. Recuerdo perfectamente los viajes con la familia y el coche abarrotado de niños y los adultos fumando. Yo que soy fumadora y tengo niños evito hacerlo con ellos en el coche, e incluso no hacerlo sin ellos para que no permanezca el olor. Por fortuna estas costumbres han ido cambiando, aunque aún queda, todavía se ven familias en los vehículos bajo una nube gris nada gratificante para quien lo respira. Y sobre todo si hay criaturas en el interior reconozco que lo que me inspira es poco más que asco.

Y que a mi también me resulta(ba) desagradable llegar a casa con peste a tabaco, pero que se lava(ba) y se acabó. No hay que dramatizar tanto. Te duchas y en la santa gloria.

El tabaco nunca debió ser tratado como una moda, ni como algo que da aspecto glamuroso, o rebelde, ni tan siquiera por cuestión de olfato, que también es un gustazo disfrutar de los aromas que hay en la mesa una vez erradicado el cigarrillo.

Simplemente así es como tuvo que ser evitado su consumo, como una cuestión de salud.

Sigo con la clásica.
Y fumando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario