Sin perder la esperanza soñar, reír y llorar.
Sin perder la esperanza observar, aprender y actuar.
Sin perder la esperanza, a veces se pierde
Pero gracias a la resistencia humana en los lugares más inhóspito y hostiles no tenemos más obligación que resistir y persistir en ti.
Vida

viernes, 28 de enero de 2011

A qué cambiar: oportunidades, oportunismo o derecha


Corren malos tiempos para la lírica, y aunque esta frase sea un tópico no por ello es menos cierta, seguimos recibiendo "Golpes Bajos" y los giros que se están produciendo son para tener poco más que miedo. Cada día que pasa, nuestros derechos como ciudadanos, como seres humanos, están dejando de serlo.

Cada día asistimos, sin que le de ningún pudor a quien toma las decisiones, a otra vuelta de tuerca más en el ajustado tornillo que hunde a la población dentro de miserias tan grandes que parece que no queda un milímetro de espacio por donde respirar. No hay día sin una violación correctiva, ni día sin cierre de puertas para cruzar al otro lado del muro, no hay día en que miles de personas se levanten sin trabajo al que acudir, o que lleguen a uno dentro de la economía sumergida o con un salario mísero o con denigrantes condiciones laborales, no hay días que pasen sin que vayamos perdiendo poco a poco nuestra libertad. Se chantajea a los sindicatos, se recoloca por haber sido presidentes del gobierno a hombres que han demostrado que lo público y la conciencia de lo colectivo les importa un bledo, en dos de las empresas más potentes de nuestro país con sueldos vergonzantes, y ellos hacen gala del "esto lo arreglamos entre todos" (que es en verdad que lo paguen los de siempre) pues sus cuentas de crédito no parece que vayan a solidarizarse con nadie, más bien podrán despreocuparse un poco más, de la situación económica en que vivimos.

Estamos en una época en la que lo que haya de suceder no será de pequeña envergadura pues la respuesta a este ataque frontal hacia las personas no tendrá más remedio que ser tan proporcional como aquel sino mayor.

No se a que estamos esperando, las manos que puedan producir los cambios son las nuestras, de todos y todas los que nos reclamamos de izquierdas, claramente, sin tapujos, porque partimos de una premisa fundamental: sin reparto no hay justicia, sin reparto no hay progreso, sobra la codicia y sobra la lucha por el poder, entendido este como espacio donde corromper y corromperse, como lugar para enriquecerse a costa de otros.
Si no somos capaces de ver esto, en estos momentos donde la derecha avanza sin compasión seremos devorados finalmente pero no sin pasar por una lenta agonía.

¿Y qué hacemos mientras? ¿Permanecemos aislados en el individualismo? ¿Nos creemos que estar detrás de la pantalla conectado con cientos de personas nos hace más fuertes y más comprometidos? ¿Seguimos soñando que de repente habrá una unidad de toda la izquierda sin heridas, sin engaños, sin búsqueda de protagonismos personales? ¿Ser tan ignorantes como para pensar que tenemos todo el tiempo del mundo para que cada uno se reinvente una fórmula que aglutine a la izquierda y crear ese gran frente popular que le plante cara al neoliberalismo?

La izquierda lo tiene jodido, se lo ponemos fácil al opresor.

Yo mientras tanto, no sin desgaste, no sin cansancio, sigo insistiendo cual mosca cojonera en ese gran sueño. Y es que una se mira al corazón cuando invierte tantas horas en este oficio que le ha dado por ejercer, porque sino tanta fe no hay quien la entienda. Supongo que sería más cómodo, y seguramente tendría menos quebraderos de cabeza, si pasara la vida asumiendo que como no se puede hacer nada para cambiar las cosas para qué molestarse, si estuviera convencida como tantos de que por formar parte de ese monstruo que llamamos Política, soy como Camps o Fabra, como Julián Muñoz, como Aznar, como Zapatero, como la Senadora número 20 en la lista del psoe de Granada, propietaria en parte y especuladora de los terrenos del salvado Cerro del Castillejo de Nivar gracias a la organización en la que milito o como la número 4, que hace unos meses nos contaba que con el centro comercial nevada iban a hacer desaparecer 4 de cada 5 empleos en el pequeño comercio de Granada con su apertura y que pp y psoe eran cómplices de esto, pero que a cambio de ser concejala (los del psoe no se reducen los salarios desde 2003, al igual que el equipo de gobierno popular) se ve que ha cambiado de opinión. No, todos los que nos dedicamos a la política no somos iguales, lo siento pero no.

Y mientras tanto que hacemos. Oportunidades todas, desdén demasiado, compromiso escaso, oportunimos muchos. Y esto es peligroso, sin una izquierda fuerte, contigo y conmigo, desde lo ciudadano a lo honestamente político, desde la responsabilidad, desde el convencimiento y la confianza de que el trabajo desde los principios de la izquierda es lo que demuestra la seriedad de la alternativa, será difícil ganar la batalla a la derecha. Lo peor es que si perdemos esta oportunidad, recuperar todo lo que ya nos han despojado y tener algo más de fuerza será una hazaña imposible. Nunca nos han regalado nada, cada derecho, cada logro ha tenido que ser conquistado, si creemos que nos caen del cielo larga será la espera y nulo el resultado.

Es tiempo de echarle valentía, de decir las cosas como se piensan, de mirarse a los ojos y preguntarnos qué queremos construir y qué estamos dispuestos a poner de nuestra parte para que la casa tenga buenos cimientos y no se la lleve el viento. Pero es tiempo sobre todo de acción, de respuesta, de reacción.

Es tiempo de decir y de hacer, de demostrarle a esa hiena salvaje que podemos con ella.

Creo en todo esto ¿y tú?

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