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Vida

martes, 29 de septiembre de 2015

Si la libertad significa algo. Orwell, Marx y el comunismo


Tres páginas, sólo tres al final de la lectura de 1984 de George Orwell, que son dignas de enmarcar. Tras releer la última obra escrita en 1949 por el autor Eric Blair -este era su nombre auténtico- de 355 páginas cargadas de una intensidad y una presión psicológica tremenda, tal y como quería transmitir este revolucionario que luchó en 1936 con el POUM en la guerra civil española, te encuentras con unos Textos Complementarios dentro de una guía de lectura elaborada por Francisco Alonso, que tal y como se describe, una parte fue un artículo publicado en The Observer en 1948 y la parte referida a la libertad de prensa, fue parte del prólogo de Rebelión en la Granja (publicado en 1945) pero que nunca apareció en la edición del libro. 

Brillante es poco para calificar tanto la descripción hecha de "comunismo" cómo de las premoniciones de Marx que hoy muchos palpamos a manos llenas. Sí, soy marxista y por tanto no puedo escribir sin aludir a sus principios, además de que en estas tres páginas su legado es tangible (y por supuesto en todo 1984, ficciones aparte)

Tengo el deseo de rescatar algunas de las cuestiones que en estos textos se tratan porque 66 años después de su publicación son aplicables a la sociedad libre y justa que muchos pretendemos construir, con el objetivo claro de alcanzar la felicidad, sí, porque ese es el reto de pasar temporalmente por esta tierra ¿no? y como marxista y comunista reivindico la capacidad de actuar de la que hablaba John Plamentaz al describir el comunismo en búsqueda de esa felicidad. 

John Plamentaz en What is Communism? señalaba que "la visión original del comunismo no se debe olvidar nunca, ya que sigue siendo la dinamo que proporciona fe a millones de simpatizantes y por tanto la capacidad de actuar"

Hoy parece que todo va a cambiar, el orden de las cosas, el orden mundial, pero la realidad nos indica que las ilusiones y las llamadas a este cambio, cuando aparecen diluidas en los discursos, y además, divididas en la fortaleza que da la unidad, no solo no se producen estos cambios sino que estamos cada vez más cerca de sustituciones postmodernas de los mismos parámetros por los que el sistema se rige desde que el capitalismo nos domina. Las recientes elecciones en Cataluña son un ejemplo: la derecha catalana sustituye a la derecha española, las izquierdas divididas olvidando el discurso de clase y por tanto la defensa de la clase trabajadora como prioridad, y por supuesto el debate territorial que también divide y así se ha demostrado, a la izquierda, cuestiones todas estas que deberían analizarse con serenidad y sin el horizonte de las convocatorias electorales que es el objetivo bajo el cual nos movemos últimamente. Error de los partidos marxistas, y grande. Sobre el famoso y criticado bipartidismo, el recambio, Ciudadanos los sustituye con toda tranquilidad bajo esa apariencia de diálogo constante y de obviar el eje izquierda-derecha tan manido hoy y que nos acabará pasando factura a la mayoría social trabajadora. No hace falta ser un lince (pero la ignorancia es muy grande y como se señalaba por el Gran Hermano, la ignorancia es la fuerza, y cómo lo saben) para distinguir las bondades sociopolíticas de una frente a los retrocesos de la segunda. 

Pero sigamos con Marx y Orwell a propósito de lo anterior. "La sociedad acabaría reduciéndose a una mínima clase de propietarios y una inmensa clase de desposeídos, y un día, casi automáticamente, los desposeídos se harían con el poder" 

La descripción de la sociedad es totalmente real hoy pero el hecho de que los desposeídos tomen automáticamente el poder, todavía, queda lejos, por una sencilla razón: mientras los desposeídos intentan organizarse en multitud de frentes o propuestas unitarias (pero no todos y ahí está el problema) los propietarios avanzan en su unidad patriótica y sin ambigüedades, la gente precisa de cosas concretas, claridad de ideas y firmeza en quien pretende gobernarlos. Cuando estos requisitos no se cumplen en la izquierda, los desposeídos pierden esa posibilidad de tomar el poder. Y esto ocurre asimismo por el olvido de los "intelectuales revolucionarios" de las teorías marxistas: relegando a un segundo o tercer plano la defensa de los valores del comunismo, la lucha por los derechos de los más necesitados con los más necesitados (el ir juntos en esa defensa) y la creación de conciencia de clase, el poder se vislumbra permanente en los propietarios. El camino es erróneo sin dejar adherida a la conciencia de los que pretendemos defender que el hambre es lo primero que hay que resolver. No el poder sin más. 

"Marx imaginó un proletariado irresistiblemente poderoso que barrería un pequeño grupo de rivales para luego gobernar democráticamente a través de representantes elegidos. La realidad fue que el poder se conquistó (hablamos de Rusia) por unos cuantos revolucionarios profesionales sin clase que afirmaban representar a la gente corriente, pero que no respondía ante ella".

Este párrafo me gusta especialmente en esta era de nueva política donde nos creemos que se acaban de inventar términos como el de "gente corriente" en la oratoria política. Y me gusta porque efectivamente barrer a los no democráticos no puede hacerse, y de hecho no se está haciendo, si solo contamos con ese puñado de revolucionarios profesionales para hacerlo posible, no, si de verdad la conquista es la democracia, o jugamos todos o será inútil el esfuerzo, si la prole, como se calificaba a los excluidos del Partido, del Gran Hermano de Orwell, no entra en el juego, no es posible ganar. 

Deberíamos, al menos los marxistas para luego poder transmitirlo de manera leal a su autor, no olvidar que "a medida que el régimen se afianza, la dictadura es cada vez más estricta", y el régimen hoy ni está en decadencia, ni está al borde de ser sustituido por el proletariado sino que frente al deseo, que yo comparto lógicamente, de las izquierdas desunidas, de ruptura y procesos constituyentes, si estas aspiraciones no llegan a la gran masa social, y está claro que no llegan, frente a ello, la represión será mayor. 

También decía Plamenatz (1912-1975) que puede que los comunistas hayan pervertido los objetivos pero no su mística. Yo reclamo esa recuperación, esa capacidad para transmitir la fe en que el comunismo nos hará más libres e iguales, pero sin perversiones y la libertad que como señalaba Rosa Luxemburgo es la "libertad para los demás". 

"Si la libertad significa algo es el derecho de decirles a los demás lo que no quieren oír"

Y sí, transcribo mucho de lo que leo porque estoy recuperando el tiempo perdido leyendo y andando mucho (la cabra tira al monte), que hoy, en el aniversario del nacimiento de Cervantes, no puedo evitar recordar que "el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho"

Lean mucho y anden mucho, que nos da amplitud de miras, nos hace consolidar o rescatar esas pequeñas cosas que teníamos escondidas, aprendemos -que no sabemos casi nada- y sobre todo que poco de teoría política y social se inventa hoy, y nos hace más objetivos.














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